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Ser elemental o mítico

Un elemental es un ser mítico en la obra alquímica de Paracelso en el siglo XVI. Hay cuatro categorías de elementales: Gnomos, Ondinas, Silfos y Salamandras. Éstas corresponden a los elementos clásicos de la Antigüedad: Tierra (sólido), Agua (líquido), Viento (gas) y Fuego (plasma).
Al éter (quintaesencia) no se le asignó ningún elemento. Los términos empleados para los seres asociados a los elementos alquímicos varían según la fuente y la glosa.

Paracelso y su descripción del ser elemental

El concepto paracelsiano de los elementales procede de varias tradiciones mucho más antiguas de la mitología y la religión. Se pueden encontrar hilos comunes en el folclore, el animismo y el antropomorfismo. Ejemplos de criaturas como el pigmeo fueron tomados de la mitología griega.

Los elementos de la tierra, el agua, el aire y el fuego se consideraban los elementos fundamentales de la naturaleza. Este sistema prevaleció en el mundo clásico y fue muy influyente en la filosofía natural medieval. Aunque Paracelso utiliza estos fundamentos y los nombres populares preexistentes de las criaturas elementales, lo hace para presentar nuevas ideas que amplían su propio sistema filosófico. El homúnculo es otro ejemplo de idea paracelsiana con raíces en tradiciones alquímicas, científicas y folclóricas anteriores.

El concepto de elemental parece haber sido concebido por Paracelso en el siglo XVI, aunque en realidad no utilizó el término «elemental» ni un equivalente alemán. Los consideraba no tanto como espíritus, sino como seres intermedios entre las criaturas y los espíritus, generalmente invisibles para la humanidad, pero con cuerpos físicos y comúnmente humanoides, además de comer, dormir y vestir como los humanos.

Paracelso dio nombres comunes para los tipos elementales, así como nombres correctos, que parece haber considerado algo más adecuados, «recht namen». También se refirió a ellos con términos puramente alemanes que equivalen aproximadamente a «gente del agua», «gente de la montaña», etc., utilizando todas las formas diferentes indistintamente.

El esquema de clasificación fundamental de Paracelso en la primera página del Tractatus II del Liber de Nymphis se basa en el lugar donde viven los elementales, y da los siguientes nombres:

En su obra alquímica del siglo XVI Liber de Nymphis, Sylphis, Pygmaeis et Salamandris et de caeteris spiritibus, Paracelso identificó a los seres mitológicos como pertenecientes a uno de los cuatro elementos. Este libro se imprimió por primera vez en 1566, después de la muerte de Paracelso, y es posible que sea pseudoepigráfico.

Escribió el libro para «describir las criaturas que están fuera del conocimiento de la luz de la naturaleza, cómo deben entenderse, qué obras maravillosas ha creado Dios». Afirma que hay más felicidad en describir estos «objetos divinos» que en describir la esgrima, la etiqueta de la corte, la caballería y otras actividades mundanas. A continuación, su espíritu arquetípico para cada uno de los cuatro elementos:

Para ser admitido en el conocimiento de los rosacruces era necesario previamente que los órganos de la vista humana fueran purgados con la medicina universal. Se preparaban guantes de cristal con uno de los cuatro elementos y se exponían durante un mes a los rayos del sol. Con estos pasos los iniciados verían inmediatamente innumerables seres.

Se decía que estos seres eran más longevos que el hombre, pero dejaban de existir al morir. Sin embargo, si el elemental se casaba con un mortal se convertía en inmortal; aunque si el elemental dejaba a su cónyuge por un inmortal, el cónyuge tendría la mortalidad del elemental. Sin embargo, una de las condiciones para unirse a los rosacruces era un voto de castidad con la esperanza de casarse con un elemental.

En la actualidad hay quienes estudian y practican rituales para invocar a los elementales. Entre ellos se encuentran los wiccanos, los masones esotéricos y los seguidores de las religiones basadas en la naturaleza.

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