El Reiki es una forma asombrosamente simple pero poderosa de práctica de curación espiritual en la que el practicante canaliza el Reiki -la energía vital universal- que está dentro y alrededor de todo ser vivo.
Esto significa que el Reiki es para todo el mundo, porque todo el mundo tiene Reiki – es una energía completamente natural. Piensa en cuando un niño se cae y se raspa la rodilla: sus padres ponen una mano en la rodilla durante unos segundos, y el dolor desaparece – esto es la curación con Reiki.
Cuando la curación con cristales se combina con el Reiki, es como darle al interruptor de la curación. Los cristales tienen una energía innata propia. Traen todo al equilibrio y aceleran la capacidad natural de curación del cuerpo. No tienes que hacer nada para que un cristal funcione, aparte de colocarlo cerca de ti.
Sin embargo, si añades tu intención y tu energía, tus cristales funcionarán mejor porque recogerán tu intención y la magnificarán muchas veces. Y si el Reiki es la energía que está fluyendo a través de ti, entonces tus cristales recogerán el Reiki, multiplicarán su efecto y enfocarán su objetivo.
El Reiki se canaliza utilizando símbolos sagrados. En el pasado se ha discutido mucho sobre si estos símbolos deben ser secretos además de sagrados.
Sin embargo, las circunstancias han superado estas discusiones y como hoy en día son fácilmente visibles en todo Internet, no tiene sentido llevar este debate más allá. Lo que sigue siendo de vital importancia es que estos símbolos son sagrados. Si los tratas como tales, te ayudarán y apoyarán en tu práctica, si los tratas de otra manera, no lo harán. Por favor, respétalos.
Enraizamiento con Cristales Reiki
El símbolo del Raku se presenta de dos maneras: aquí utilizamos su representación más sencilla, el rayo, que ayuda a la conexión a tierra. El Raku es útil en cualquier momento en el que alguien pueda experimentar un cambio de energía que le haga sentirse distanciado.
También puede ser útil para ti si sientes que una situación se está descontrolando o que la gente entra en pánico o se pone histérica: cambia la energía, lo que produce un efecto calmante.
El siguiente ejercicio ofrece una forma sencilla de conectarse a tierra siempre que sea necesario. El rakú funciona bien con la hematites, pero también puedes aprovechar la energía del símbolo sin ella.
- Coge dos piedras de hematita de unos 2,5-5 cm, una en cada mano. Ponte de pie con los pies debajo de los hombros, manteniendo las rodillas blandas para quitarles la presión. Cierra los ojos e imagina que hay un ancla en cada una de tus manos. Visualiza que ésta cae al suelo y se adentra en la tierra, cada vez más profundamente en el suelo.
- Ahora dibuja dos rayos con las piedras de hematita (o sólo con tus manos si no tienes hematita) sobre el suelo, dibujando cada rayo desde arriba hacia abajo. Siente que tus pies se hunden lentamente en el suelo. Respira lenta y profundamente tres veces y abre los ojos.